jueves, 28 de febrero de 2013

¿Qué es lo que nos hace considerarnos que somos la misma persona?

Sinceramente, me alegro de que una pregunta como esta haya aparecido en mi vida. Si no fuera por el texto que leímos el pasado viernes, nunca me habría planteado un dilema así. ¿Seguimos siendo la misma persona de hace unos años? Casi sin quererlo, recuerdo algo que escribí en una entrada de mi blog hace escasos días. Decía así: Un día, te paras a observar la vida, una vida que desde el momento en el que naciste hasta hoy, es completamente diferente.  Esta frase, como veis, se refiere a la vida y desde mi punto de vista, creo que es completamente cierta. Por ejemplo, mi vida no es exactamente igual un 27 de Marzo de 2013, que un 1 de Junio de 1996. Pero aún así, sigue siendo la misma vida. ¿O no? Esta última pregunta es la clave para comenzar a pensar, porque he puesto como ejemplo a la vida, al igual que en el texto ponían como ejemplo un pantalón o el barco de Teseo, pero es que sucede lo mismo con las personas. Nosotros cambiamos de mil maneras; nuestra estatura, nuestra forma de pensar e incluso nuestras células pueden cambiar en un momento dado. Por lo tanto, si nuestra apariencia ya no es la misma y nuestro ''interior'' tampoco, ¿somos la misma persona? Yo creo que sí que soy la misma de hace dieciséis años. Pero lo pienso porque evidentemente es lo más lógico, o por lo menos eso espero... porque confieso, que no me gustaría nada darme cuenta de repente de que un día dejé de ser yo para que otra persona o cosa se convirtiera en mi. Espero que me entendáis. En fin, había dicho que yo pensaba que sí que seguíamos siendo los mismos individuos a pesar de los muchos cambios que se hayan realizado en nuestro cuerpo. Pero no basta con afirmar. Tengo que dar una serie de argumentos para reforzar mi tesis, y al intentar encontrar esos argumentos, surge lo que es para mi la pregunta más importante:

¿Qué es lo que nos hace considerarnos que somos la misma persona?
Lo primero que pienso al leer la pregunta es que es realmente sencilla, pero conforme empiezo a pensar una respuesta me doy cuenta de que no lo es. Es más, quizá sea una de las preguntas más complicadas que me hayan formulado. Porque claro, cuando intento explicarlo, aparecen en mi cabeza una serie de cosas tan lógicas que me parecen absurdas. Por ejemplo: Yo soy yo y sigo siendo yo porque mis ojos siguen siendo del mismo marrón que cuando nací. Pero eso no es cierto. Yo pienso que sí es así, pero tampoco tengo prueba de ello porque ni si quiera se lo he preguntado a mi madre, es más, hay niños que nacen con un color de ojos y al tiempo les cambia. También podría decir que yo soy yo y sigo siendo yo porque mi cabello es del mismo color. Pero eso también es mentira porque me lo teñí hace unos meses. Sigo pensando: yo soy yo y sigo siendo yo porque mis pensamientos son los mismos. ¡No! las cosas que pensaba con nueve años ya no las pienso, y lo que pienso con dieciséis seguramente que no lo piense con cincuenta.
Entonces, si no encuentro apenas respuestas para ''el yo soy yo y sigo siendo yo'', creo que debería comenzar a replantearme mi rápida afirmación de ''yo soy yo y sigo siendo yo'', porque a lo mejor, ''yo era yo, pero no sigo siendo yo''.

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